El que no cree en la magia nunca la encontrará.
Roald Dahl (1916-1990) Escritor británico.
La Senda Mágica: Así funciona la Magia
Hoy voy a escribir sobre la manera en la que entiendo la magia, lo que yo llamo "Mi teoría sobre la magia". Y es eso, una simple teoría, muy difícil de probar empíricamente, pero que vivo día a día. No recuerdo cuando fue la primera vez que entendí la magia, la primera vez que el concepto llegó a mi mente. Supongo que ya desde niños somos capaces de intuirla y la asimilamos tan naturalmente como aprender a caminar, o correr a todos lados. Somos nosotros, los humanos, desde la infancia, los que hacemos perdurar el sentido de la magia, y a pesar de ser un concepto muy trillado por el medio, sobre todo el publicitario, sigue teniendo una absoluta validez.
Esto que cuento es una mera generalización de la vida del hombre moderno, ya que hay muchas personas -más de las que creemos, yo incluida- que todavía creen en el poder de la magia, del misterio que encierra la vivencia terrenal humana y que lo experimentan a través de una espiritualidad y unos valores más allá de la mera materia.
Desde mi punto de vista, y desde mi estrecha relación con la espiritualidad y el esoterismo, la magia sigue impregnando nuestras vidas a lo largo de nuestro paso por la Tierra. La experiencia humana va ligada intrincadamente a la experiencia sobrenatural desde el principio de nuestra existencia como especie. Antiguamente, el ser humano daba explicación mágica a los fenómenos de la naturaleza que no sabía comprender y así nacieron los primeros cultos politeístas. Los cultos a los diferentes fenómenos y sus correspondientes dioses, que con sus bendiciones o castigos, explicaban fenómenos que hoy en día sabemos que forman parte de las ciencias naturales.
Pero hay algo más misterioso que subyace en todos los cultos o religiones. Algo que se explica, en esencia, en la vivencia espiritual o mágica. Algo que va más allá del rezo o del ritual y que es esa conexión que siente el ser humano con el Todo, con lo visible y lo invisible. Esa conexión con la Fuente Original o lo que en las culturas orientales se ha llamado el Tao.
Es difícil de explicar lo que es la Fuente, unos lo llaman Dios y otro Alá o Yahve. De hecho, en algunas culturas monoteístas se afirma que el nombre de dios, no puede ser pronunciado, pero no es que no se deba, es que no se puede, ya que nuestra consciencia no es capaz de abarcar el poder de un concepto como ese, solo somos capaces de vislumbrar su poder y su inmensidad.
La magia viene de esa Fuente, y se conecta con ella. Cuando vivimos en contacto con el Universo Consciente es cuando se materializan nuestros deseos y se obra la magia de un modo muy sutil e íntimo. Cada cual experimenta la magia a su manera, y la forma en la que lo hace puede resultarle sorprendente a un profano. De hecho, en inglés, la palabra para "hechicero" es sorcerer, que proviene de source que significa "fuente", lo cual nos indica que las personas conectadas a dicha Fuente de conocimiento consciente son capaces de materializar sus deseos.
Tal y como nos podemos imaginar, ese es un proceso que no es fácil y no todas las personas se aventuran por este camino, aunque cualquiera puede hacerlo si lo desea. Una vez escogida la Senda Mágica, lo primero que debemos aprender es a confiar en nuestra intuición. La intuición actúa como brújula para el mago, indicándole el camino correcto a seguir para su crecimiento y la materialización de sus deseos. A medida que ganamos en confianza, la sincronicidad hará presencia en nuestras vidas, permitiendo que los acontecimientos, las personas y hasta los objetos deseados se materialicen.
Todo esto sucede de manera espontánea y muy sutil, por eso es importante estar centrados y muy atentos a cualquier cambio imprevisto, porque suelen ser esas “pequeñas coincidencias” las que obran el milagro. Así es como un deseo formulado a la Fuente, se materializa en nuestra vida por la vía de la Senda Mágica. Y así de una forma sencilla y amable se hace la magia.
Para poder sentir el poder de nuestra voluntad y de nuestros deseos, debemos tener la absoluta certeza de que somos escuchados. Sin embargo, nosotros, a su vez, debemos escuchar a nuestro interior, a la voz que nos guía mediante la atención y la intención.
Al formular nuestros deseos, (mejor en voz alta o escritos en un papel) decretamos y sellamos un pacto con nosotros mismos, con nuestra voluntad y la de la Fuente, y es entonces cuando los engranajes del Destino se ponen en marcha para su consecución. Una vez lanzado el decreto lo más importante es dejarlo en manos de la providencia y no pensar demasiado en cuándo llegará, sabiendo que se cumplirá en el momento justo y exacto que debe cumplirse, ni antes ni después.
Entonces, al permanecer atentos a nuestro momento presente, contentos y con la certeza de su cumplimiento, las sincronicidades y las casualidades harán su trabajo, como pequeñas señales que nos guían hacia nuestro destino y nos entregarán lo decretado, como si de un regalo se tratase.
Cuando un deseo no se materializa, es porque la Fuente no considera que sea importante, o porque no estamos realmente convencidos de ello. Por otra parte, para que los deseos se cumplan se necesita estar atento a las señales con nuestra intuición y aprovechar las oportunidades, como ya he explicado antes. Nosotros somos parte activa en el cumplimiento de nuestros deseos, al tener libre albedrío, y si somos capaces de seguir los signos en la senda mágica, nuestros deseos se verán cumplidos.
Por todo ello, la magia es el poder del libre albedrío supervisado por una providencia, o una Fuente de toda verdad. Si seguimos nuestra intuición nos acercaremos cada vez más a esa verdad, revelándonos así su saber y nuestro destino. Vivir esa conexión, es vivir la magia. Es encontrar la felicidad en los pequeños detalles y ver el mundo con los ojos de un niño, así es como de pronto todo cobra otro sentido.
FE MÁGICA VS. FE MATERIAL
Una vez llegados a la edad adulta es cuando dejamos de lado nuestra "fe mágica" de la niñez para centrarnos en las tribulaciones de la vida adulta, trabajo, familia, hipoteca... Y así, de la noche a la mañana, la magia pierde todo su efecto en nosotros, un día nos despertamos y ya nada queda de la "fe mágica" en nosotros, para dar paso a la "fe material". Pensamos que lo material es lo que nos dará la felicidad y nos olvidamos de los felices que fuimos con nuestras aventuras infantiles y nuestra imaginación creando un mundo mágico a nuestro alrededor.
Un día nos despertamosy ya nada queda de la "fe mágica"en nosotros, para dar paso a la "fe material"
LA FUENTE ORIGINAL
Desde mi punto de vista, y desde mi estrecha relación con la espiritualidad y el esoterismo, la magia sigue impregnando nuestras vidas a lo largo de nuestro paso por la Tierra. La experiencia humana va ligada intrincadamente a la experiencia sobrenatural desde el principio de nuestra existencia como especie. Antiguamente, el ser humano daba explicación mágica a los fenómenos de la naturaleza que no sabía comprender y así nacieron los primeros cultos politeístas. Los cultos a los diferentes fenómenos y sus correspondientes dioses, que con sus bendiciones o castigos, explicaban fenómenos que hoy en día sabemos que forman parte de las ciencias naturales.
Pero hay algo más misterioso que subyace en todos los cultos o religiones. Algo que se explica, en esencia, en la vivencia espiritual o mágica. Algo que va más allá del rezo o del ritual y que es esa conexión que siente el ser humano con el Todo, con lo visible y lo invisible. Esa conexión con la Fuente Original o lo que en las culturas orientales se ha llamado el Tao.
La magia viene de esa Fuente, y se conecta con ella. Cuando vivimos en contacto con el Universo Consciente es cuando se materializan nuestros deseos y se obra la magia de un modo muy sutil e íntimo.
Es difícil de explicar lo que es la Fuente, unos lo llaman Dios y otro Alá o Yahve. De hecho, en algunas culturas monoteístas se afirma que el nombre de dios, no puede ser pronunciado, pero no es que no se deba, es que no se puede, ya que nuestra consciencia no es capaz de abarcar el poder de un concepto como ese, solo somos capaces de vislumbrar su poder y su inmensidad.
La magia viene de esa Fuente, y se conecta con ella. Cuando vivimos en contacto con el Universo Consciente es cuando se materializan nuestros deseos y se obra la magia de un modo muy sutil e íntimo. Cada cual experimenta la magia a su manera, y la forma en la que lo hace puede resultarle sorprendente a un profano. De hecho, en inglés, la palabra para "hechicero" es sorcerer, que proviene de source que significa "fuente", lo cual nos indica que las personas conectadas a dicha Fuente de conocimiento consciente son capaces de materializar sus deseos.
LA SENDA MÁGICA
Tal y como nos podemos imaginar, ese es un proceso que no es fácil y no todas las personas se aventuran por este camino, aunque cualquiera puede hacerlo si lo desea. Una vez escogida la Senda Mágica, lo primero que debemos aprender es a confiar en nuestra intuición. La intuición actúa como brújula para el mago, indicándole el camino correcto a seguir para su crecimiento y la materialización de sus deseos. A medida que ganamos en confianza, la sincronicidad hará presencia en nuestras vidas, permitiendo que los acontecimientos, las personas y hasta los objetos deseados se materialicen.
A medida que ganamos en confianza, la sincronicidad hará presencia en nuestras vidas, permitiendo que los acontecimientos, las personas y hasta los objetos deseados se materialicen.
Todo esto sucede de manera espontánea y muy sutil, por eso es importante estar centrados y muy atentos a cualquier cambio imprevisto, porque suelen ser esas “pequeñas coincidencias” las que obran el milagro. Así es como un deseo formulado a la Fuente, se materializa en nuestra vida por la vía de la Senda Mágica. Y así de una forma sencilla y amable se hace la magia.
Para poder sentir el poder de nuestra voluntad y de nuestros deseos, debemos tener la absoluta certeza de que somos escuchados. Sin embargo, nosotros, a su vez, debemos escuchar a nuestro interior, a la voz que nos guía mediante la atención y la intención.
Al formular nuestros deseos, (mejor en voz alta o escritos en un papel) decretamos y sellamos un pacto con nosotros mismos, con nuestra voluntad y la de la Fuente, y es entonces cuando los engranajes del Destino se ponen en marcha para su consecución. Una vez lanzado el decreto lo más importante es dejarlo en manos de la providencia y no pensar demasiado en cuándo llegará, sabiendo que se cumplirá en el momento justo y exacto que debe cumplirse, ni antes ni después.
En su momento presente se hará presente el presente
Entonces, al permanecer atentos a nuestro momento presente, contentos y con la certeza de su cumplimiento, las sincronicidades y las casualidades harán su trabajo, como pequeñas señales que nos guían hacia nuestro destino y nos entregarán lo decretado, como si de un regalo se tratase.
Cuando un deseo no se materializa, es porque la Fuente no considera que sea importante, o porque no estamos realmente convencidos de ello. Por otra parte, para que los deseos se cumplan se necesita estar atento a las señales con nuestra intuición y aprovechar las oportunidades, como ya he explicado antes. Nosotros somos parte activa en el cumplimiento de nuestros deseos, al tener libre albedrío, y si somos capaces de seguir los signos en la senda mágica, nuestros deseos se verán cumplidos.
Por todo ello, la magia es el poder del libre albedrío supervisado por una providencia, o una Fuente de toda verdad. Si seguimos nuestra intuición nos acercaremos cada vez más a esa verdad, revelándonos así su saber y nuestro destino. Vivir esa conexión, es vivir la magia. Es encontrar la felicidad en los pequeños detalles y ver el mundo con los ojos de un niño, así es como de pronto todo cobra otro sentido.
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