Se conoce cómo clarividencia la habilidad que poseen ciertas personas de percibir de manera extrasensorial ciertos mensajes relacionados con personas o eventos. Esta facultad suele ser innata y son pocos lo que la llegan a desarrollar. En este artículo queremos hablarte un poco más sobre ella y en qué casos, esta puede llegar a desarrollarse.
Clarividencia: se nace con ella
Lo más importante antes de empezar a hablar sobre cómo se puede desarrollar la clarividencia, es necesario dejar claro que esto solo será posible en aquellos casos en los que una persona tenga esta habilidad “dormida” o habilidades similares que no ha llegado a desarrollar. Como hemos dicho, son pocas las personas que se dan cuenta de que poseen este don y lo usan, mientras que hay otras que lo poseen sin haberlo desarrollado. En este caso, es cuando la clarividencia se puede despertar y desarrollar.
¿Cómo puedo saber si tengo dones de clarividente?
Si nunca has notado nada, puede ser que no tengas el don de la clarividencia; aunque a todos nos gustaría tenerlo, son pocas personas las que nacen con él. Sin embargo, hay una serie de actividades que te permitirán saber si tienes este don desarrollándolo. Y, en caso de que no lo tengas, tampoco debes preocuparte en exceso. Estos pequeños trucos que te vamos a contar te ayudarán a que, al menos, despiertes algo en ti, una intuición que te acompañará el resto de tu vida y con la que, posiblemente, podrás interpretar mucho mejor las cartas, conocerte más y poder anticiparte a ciertas situaciones.
Intuición directa e indirecta: ¿qué son y cómo se desarrollan?
La intuición, por mucho que se diga, no es algo que todos tengamos desarrollado. Para ello, es necesario conocerse muy bien y tener una gran fe en uno mismo. Sin embargo, se puede trabajar en ella y mejorarla mucho.
Lo primero que debemos saber es que hay dos tipos de intuiciones que se pueden desarrollar: la directa y la indirecta. La primera se desarrolla mediante preguntas concretas, mientras que la segunda es aquella en la que se interpretan símbolos.
Si quieres desarrollar ambas de ellas, deberás ser capaz de concentrarte cuando tengas una cuestión, sentarte y controlar tu respiración a la vez que te repites esta pregunta varias veces. Luego, solo debes dejar que la respuesta fluya. Te darás cuenta, en seguida, de cuando la respuesta correcta ha llegado. En el caso de la interpretación de los símbolos, debes hacerte una pregunta y anotar el primer símbolo que aparezca en tu mente. Luego, busca su significado e interpretarlo de acuerdo con tu pregunta. En ambos casos, será necesario un poco de práctica para que estas respuestas lleguen a ti cada vez más rápido.
Apóyate en lo visual
Como sucede con todo, los recursos visuales son los más importantes y, en la clarividencia, no es diferente. Sin embargo, poder visualizar respuestas es un tanto complicado. Y, para conseguirlo, deberás desarrollar esta capacidad. Para lograrlo, solo necesitas práctica. Imagina situaciones y luego trata de visualizarlas. Verás que, al principio, te será complicado. Pero, cuando lleves un tiempo, serás capaz de hacerlo muy fácilmente y con todo lujo de detalles.
Olvídate de los perjuicios y de los temores
Aunque no lo parezca, muchas son las personas que no llegan a desarrollar esta habilidad por temores y perjuicios. Si quieres llegar a disfrutar de este don, debes dejarlos ambos de lado. Nada va a suceder solo por ser capaz de poder anticiparte al futuro. Pero nunca debes tener miedo de lo que pueda suceder. Abre tu mente y deja que la información fluya. Luego, ya buscarás soluciones.
Registra tus pensamientos para ver cuánto avanzas
Si trabajas en tu clarividencia es importante que lleves un diario en el que puedas ir anotando tus preguntas, cuánto han tardado en llegar las respuestas, qué has hecho para obtenerlas, etc. Así, te darás cuenta de lo mucho que vas avanzando y te irás sintiendo cada vez más seguro y confiando en tus habilidades.
¡Ojo! Las preguntas deben ser claras
Esto es importante: de nada te servirá trabajar tus habilidades si las preguntas que realizas no son claras. Y es normal. Si a ti te preguntan algo genérico, ¿cómo vas a poder responder con detalle? Pues esto es, precisamente, lo que sucede con la clarividencia. Asegúrate, pues, de tener siempre las preguntas claras antes empezar ninguna de las técnicas que te hemos mencionado.
Como ves, hay varias maneras en las que puedes desarrollar este don si lo llevas dentro. Sin embargo, estas habilidades también te ayudarán a potenciar otras en el caso de que la clarividencia no esté en ti. Ponlas en práctica y verás como, poco a poco, irás descubriendo una nueva parte de ti.