MichelangeloThe Delphic Sibyl |
El Oráculo de Delfos era el más importante de la Antigua Grecia, situado en el Templo del mismo nombre, considerado como el centro del mundo. Las predicciones del oráculo se realizaban sólo un día al mes, el día siete, por ser la fecha del nacimiento del dios Apolo.
La historia del ORACULO DE DELFOS cuenta que el grado de acierto de las predicciones de la Pitonisa o Pitia del templo era muy alto, lo que ha suscitado diversas estudios e investigaciones a lo largo del tiempo para averiguar las razones. El ensayista Plutarco explicaba que Pitia entraba en estado de trance por la "exhalación sagrada" que surgían de unas fisuras en el suelo, que hacía despertar el poder del Oráculo.
Delfos, la ciudad sagrada más famosa de la antigua Grecia, descansa a los pies de los pronunciados riscos del monte Parnaso. Miles de personas acudían desde sitios remotos para consultar el oráculo de Apolo, cuya pitonisa entraba en trance para predecir el futuro. El más influyente y respetado oráculo de la Antigüedad se hallaba en la Grecia central, en el templo de Apolo en Delfos, centro del mundo para los griegos primitivos. Según el mito, Zeus, padre de los dioses, soltó dos águilas en extremos opuestos del planeta y el punto donde se encontraron -Delfos- fue juzgado el centro y señalado con una piedra llamada omphalos, u ombligo.
En el santuario, sentada en un trípode de oro sobre una profunda grieta, la pitonisa -mujer de mediana edad, nativa de la localidad- profería el oráculo entre los frenéticos e incoherentes gemidos del estado de trance, inducido por la masticación de hojas de laurel o por la inhalación de vapores volcánicos tóxicos procedentes de la grieta abierta a sus pies.
Quienes acudían a consulta debían purificarse antes en las aguas de la fuente Castalia. El oráculo délfico era consultado para cuestiones políticas, particularmente el establecimiento de las colonias griegas, y para asuntos cotidianos como matrimonio, fertilidad o problemas de dinero. En ocasiones los anuncios eran directos; a Sócrates, por ejemplo, se le dijo que era el hombre más sabio de Grecia. Sin embargo, muchas otras respuestas eran sumamente ambiguas. Creso, rey de Lidia, preguntó acerca de las consecuencias de un ataque a Persia. La críptica respuesta fue que caería un gran imperio. El rey atacó Persia, pero el imperio que resultó destruido fue el suyo.
El oráculo de Delfos fue clausurado oficialmente por el emperador cristiano Teodosio en 385 y el culto de Apolo sucumbió ante la nueva religión. El lugar quedó sepultado bajo una ciudad. Sin embargo, la urbe y sus habitantes fueron desplazados en 1892 para que el arqueólogo francés Théophile Homolle pudiera emprender las excavaciones que pusieron al descubierto las ruinas que pueden admirarse el día de hoy.
Importancia de los oráculos
Los oráculos siempre han sido, pues, parte de la historia. Ya las civilizaciones más antiguas lo usaban como método predictivo sobre las diferentes campañas militares que emprendían para expandir los reinos, así como también para obtener predicciones climáticas o similares que ayudasen al bienestar de la sociedad. Así, pues, no se tomaban muchas decisiones sin haber consultado al oráculo. Y, por ello, los que tenían la suerte de poder leerlos eran los mejores vistos, y cuidados, por los emperadores y reyes.
Los oráculos: reservados a los que sabían leer
No todo el mundo tenía acceso a los oráculos, sino que esta era una tarea que quedaba reservada a los sacerdotes. Pero, ¿por qué?
La figura del sacerdote era sumamente importante y, cada rey o emperador, contaba con la ayuda de varios de ellos. Estas personas eran las únicas que tenían la capacidad de leer y escribir, lo que les hacía muy valiosos. Así, se consideraba que solo desde su conocimiento eran capaces de interpretar los mensajes de los oráculos.
Sin embargo, también merece la pena que no todos los sacerdotes tenían acceso a él. En el círculo de los sacerdotes, había también una jerarquía, la cual debía respetarse. Así, siempre había el sacerdote de referencia, el Gran Sacerdote, quien tenía ya mucha habilidad y estaba muy formado a la hora de interpretar al oráculo y transmitir sus mensajes. Además de esta figura, había otros sacerdotes que ayudaban al Sumo en la transcripción de los textos, en la redacción de los eventos y suceso del imperio, etc. De hecho, sabemos tanto sobre ellos gracias a estas redacciones.
El Gran Sacerdote tenía siempre un aprendiz, el favorito, a quien transmitía sus conocimientos. Así, cuando él no pudiera desarrollar esta tarea, el emperador tendía al sustituto adecuado, el seleccionado por el sacerdote en el que confiaba.
¿Por qué hay diferentes oráculos?
Como seguro que ya sabéis, hay diferentes oráculos. El motivo de esta cantidad es que cada uno de ellos “recibía” la información de un dios diferente. Así, se consultaban diferentes oráculos en función de las necesidades del reino.
Los oráculos y los sistemas de adivinación
Los oráculos, pues, están muy vinculados a los diferentes métodos de adivinación y es que estos nos transmiten los mensajes, directamente, desde ellos. Así, tanto el Tarot, como las runas, los péndulos, etc., están vinculados a ellos. La diferencia radica en que no se debe centrar tanto la lectura o tirada en un dios u oráculo diferente.
En la actualidad, no se sabe exactamente a qué oráculo se hace referencia, a no ser que sea el propio tarotista o vidente el que los invoque. Por ello, es tan importante que acudamos a ellos cuando el tema que nos ocupa, lo que nos preocupa, es vital para nosotros. Las invocaciones no son algo fácil de hacer y, por ende, debemos dejar que sean los expertos los que se dediquen a ellas.
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